miércoles, 28 de diciembre de 2011

El caso de Manu y Fernando

A veces, nuestros hijos adolescentes se meten en problemas con compañeros de clase o amigos y nosotros, los padres, quizá no sabemos cómo resolver el conflicto. O, peor aún, no le damos importancia. Si hablamos de una pequeña riña podría no quedar en nada, y entonces, lo más prudente sería no intervenir en el asunto. Sin embargo, si el problema alcanza dimensiones mayores, más vale actuar antes de que la sangre llegue al río. Un ejemplo de esto es el caso que se presenta a continuación, donde dos amigos pierden los papeles por una chica:

Eres Manu, un alumno de 3º de ESO del Instituto. Fernando es un compañero nuevo este año en el Instituto aunque tú ya le conocías de antes en el barrio.Viene de un colegio privado y según tú a veces se las da de "chulito" en clase y por eso a ti te cae bastante mal.
El otro día, estando en la discoteca, se permitió "ligar" con tu chica y eso, claro, tú no se lo permites ni a él ni a nadie. Por eso, al verlo, tus amigos y tú fuisteis hacia él, le rodeasteis e hicisteis que se largara.
Tú ya lo tenías olvidado pero él, el lunes, en el Instituto, vino hacia ti en el recreo y te retó diciendo que a ver si te atrevías tú solito a decirle a la cara lo que le dijiste el otro día en la discoteca rodeado de tus amigotes. Quedasteis a las tres, a la salida del Instituto, y allí os peleasteis delante de todos los compañeros. Él te rompió el labio pero tú le pusiste el ojo morado. Ahora, te has enterado que sus padres han puesto una denuncia contra ti en la Guardia Civil, pues según el médico estuvo a punto de perder la visa. Tú crees que no fue para tanto.
En el Instituto pensaban expulsaros, pero el tutor os ha sugerido que intentéis resolver el tema con el equipo de mediación. Tú, aunque no tienes mucho interés pues piensas que poco se puede arreglar ya, decides al final seguir el consejo del tutor y acudir a mediación.
Estás dispuesto a olvidar todo lo sucedido, pero quieres que sus padres retiren la denuncia, que él deje en paz a tu chica y evitar ir al Consejo Escolar.

Para mediar en estos conflictos tenemos que seguir las siguientes pautas :
  • Aclarar si quieren o no solucionar el problema
  • Contar lo que pasó, cada uno su versión
  • Aclarar el problema
  • Proponer soluciones, cada una de las partes que proponga las suyas
  • Llegar a un acuerdo

Concluímos así, diciendo que, siempre que haya comunicación, cualquier conflicto podrá ser resuelto.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Adolescentes: ¿víctimas o verdugos?

Hoy nos llega información sobre la adolescencia que tenemos: por un lado, la generación "nini" (ni estudia ni trabaja) y, por otro, adolescentes agresivos, tanto con sus progenitores como con la sociedad. Estos adolescentes viven en su mundo sin importarles nada más que ellos mismos. Son, a veces, adolescentes que viven en familias desestructuras, con padres separados, con algún familiar en el mundo de las drogas; aunque también se dan casos en familias pudientes.

Pero no todo está perdido, también existen los que aprovechan el potencial que tienen para obsequiar a la sociedad con pequeñas nuestras de su talento. Un ejemplo es este relato escrito por un estudiante de ESO de catorce años que ha sido galardonado por el mismo:



EL SECRETO DE LADY BATHORY

La  dama observaba la luna a través de la gran cristalera de su cuarto. La luna estaba llena, y aquella noche era oscura y fría. Casi no había estrellas, y tampoco ninguna nube. A lo lejos se erguía una gran columna de humo, que tejía invisibles cuadros sin marco en el firmamento.

            La mujer llevaba un largo vestido rojo muy elegante, aún siendo media noche. No, no tenía ninguna fiesta a aquellas altas horas, a pesar do su título. Era condesa. La condesa Elizabeth Bathory, aunque mucha gente discrepaba en esto. Lady Elizabeth se había casado con un  acaudalado hombre mayor que ella, el conde Benjamín de Grisón. Se les veía muy contentos, si bien algunas doncellas de la Casa afirmaban que no se veían muy a menudo y que mantenían conversaciones breves y frías. Medio año después de la gran boda, donde se había derrochado una fortuna entre la ceremonia, el banquete y los invitados, en la mañana del quintagésimo cumpleaños del conde, cuando la doncella subía para llevarle el desayuno a su dormitorio, se encontró con una escena aterradora: la habitación estaba totalmente irreconocible. El dosel de la cama ondeaba rasgado en varios retales por causa del viento, que entraba en escena a través de los cristales rotos del gran ventanal. A su vez, las cortinas en el suelo conducían al centro del suceso: sobre la cama, y empapado en sangre, se encontraba el cuerpo ya sin vida del conde de Grisón.

            Durante todo ese día investigadores privados recorrieron la gran mansión e interrogaron a todos los allí presentes, desde siervos hasta doncellas, incluida a viuda. No se encontró al culpable del homicidio, del cual ya hacía diez años, y Elizabeth era, desde entonces, la condesa de Grisón. Un dato curioso de ella, y que todos, entre los cuales la servidumbre dio fe, fue que la condesa sólo vistió de negro durante un corto periodo de tiempo y cambió su apellido de casada por el de soltera, Bathory. Además, se comentaba que mantenía un romance con un joven de su misma edad, pero nunca se pudo llegar a demostrar.

            La condesa sonrió mientras recordaba la muerte de su esposo. Entró en la habitación, cogió un abrigo y lo echó sobre sus hombros. Bajó las escaleras con su típico porte majestuoso hasta el vestíbulo, y abrió la puerta que conducía al exterior.

—Voy a dar un paseo por los jardines —le dijo a su mayordomo.

Éste no se sorprendió, ni siquiera paró en su labor de limpiar los jarrones de porcelana china. Aquel hombre era extraordinario; no importaba la hora del día o de la noche, él siempre estaba despierto para lo que hiciera falta. Fue este dato el que sorprendió a los investigadores, puesto que el mayordomo dijo que no escuchara absolutamente ningún ruido la noche del homicidio, excepto un suave batir de alas, sobre la una de la madrugada. 

Desde hacía unos años la condesa practicaba esos paseos nocturnos por sus fincas. La finalidad de éstos era mantenerse siempre joven y hermosa, y ya llevaba así 154 años. El ritual le pareciera asqueroso al principio, pero era su única solución para mantener alejado el paso del tiempo y sus consecuencias.

Caminó pausadamente por el pasillo de piedra entre los jardines iluminado por los faroles encendidos. Subió el cuello del abrigo; aquella noche era especialmente fría y húmeda. Rodeó la fuente y entró en el laberinto. Lo conocía de memoria, pues cada noche de paseo se iba adentrando poco a poco en él hasta que lo recorrió y lo aprendió entero. <<Dos a la derecha, uno a la izquierda, tres a la izquierda…>>, la condesa repetía el camino que la llevaría a un pasadizo secreto en el centro del laberinto. Lo descubrió cuando ya conocía el primero, y se propuso entrar en él cuando estuvo completamente segura.

            Accionó la palanca que abría la puerta al pasadizo, el brazo de un antiguo ángel de piedra. El suelo tembló bajo sus pies y una trampilla detrás de la estatua se abrió, despidiendo su conocido y nauseabundo hedor a moho y podredumbre. Bajó unas deterioradas escaleras de piedra matizadas con pinceladas de musgo y tierra y se topó ante el oscuro corredor que viera la primera vez que había llegado allí. Cuál fue su sorpresa al descubrir que ese pasadizo era otro laberinto. Tardó bastantes noches en aprenderlo de memoria y, alguna vez que otra, confundía los caminos de uno con los del otro. Esos pasadizos recorrían la Casa por debajo, pero también había un pasillo que conducía al exterior de la mansión, y por el cual desaparecía para practicar sus salidas nocturnas de las que nadie sabía nada.

            Esta noche no fue diferente. Lady Bathory cogió lánguidamente un candil que escondía junto a las escaleras, lo encendió y atravesó el laberinto subterráneo. Llegó a una subida donde había una puerta de hierro y, antes de abrirla, pensó una vez más que quizás no era necesario hacerlo, no por lo menos con aquella persona, pero no le quedaba otra opción. Agarró el oxidado picaporte y empujó. Los goznes chirriaron mientras el mecanismo resbalaba por el sucio suelo.

            Se encontró en un callejón deshabitado. Una ráfaga de aire frío le golpeó en la cara. Salió sinuosamente del pasadizo y volvió a cerrar la puerta de hierro oxidada. Caminó sin rumbo fijo por las calles, como si buscara algo… o a alguien.

El chico caminaba hacia el lugar de encuentro. Sabía que llegaba tarde pero no había podido hacer nada para llegar antes. Tenía un mal presentimiento, aunque no sabía por qué. De repente le vino a la mente la última conversación que había tenido con la persona que iba a ver, su amante: <<Quizás deberíamos dejarlo… Si de verdad me quieres, ven a verme esta media noche al Cruce del Bufón>>. No sabía el porqué de que una persona tan rica como ella no le mandara ir a su mansión para hablar. Aún así allí estaba, pero en el cruce no había nadie. Repentinamente, una mano se le posó en el hombro. El joven, sobresaltado, se giró bruscamente. Su rostro se relajó al ver quién era el que lo había asustado de ese modo.

—Viniste. Eso quiere decir que… —pero nunca terminó la frase. La mujer le puso un dedo en los labios y lo hizo callar.



            Sonrió y, al hacerlo, dejó ver unos blancos y mortales colmillos. El chico intentó  huir al ver esa terrible imagen, pero ya era tarde. La mano de la mujer agarraba fuertemente su brazo. Si en aquel momento el hombre atendiera a la verdadera expresión de la muchacha, percibiría un toque de lástima y dolor en su intemporal rostro. La mujer se adelantó lentamente, buscando la garganta de su amante, y cuando la encontró, dejó en ella su regalo de despedida.


Después se separó de él, y lo abandonó todo ensangrentado al pie de la estatua que había en el cruce, mudo testimonio del suceso. Posó sus labios en la fría frente del muchacho, dejándole su último beso. Dio media vuelta y desapareció en la noche, fundiéndose con las tinieblas. Mientras caminaba, sintió un dolor punzante donde antes tenía el corazón y se preguntó por qué aquella vez no fuera coma las otras: cuando matando a toda aquella gente, incluido su difunto marido, no sintiera esos remordimientos, pero ahora… Tal vez ya era hora de envejecer. Ese pensamiento la hizo mostrar una pícara sonrisa. ¿Acaso se estaba volviendo sentimental? Desechó rápidamente ese pensamiento. <<El poder no es para los débiles>>. Y siguió caminando mientras pensaba en su próxima víctima.    

Cuando ya no se oían los pasos de la mujer, un hombre salió de su escondite detrás de un muro. Sus sospechas eran ciertas. Ahora tenía que regresar. Aún le quedaban por limpiar dos jarrones de cerámica china.        
 
     

¿Creéis que los adolescentes utilizan a los padres y a la sociedad como lo hace la "Condesa"? Esto es, ¿que los usan para sus intereses y se desentienden de ellos cuando no les sirven ya de nada?
Si no queremos que sea esto lo que ocurra, deberemos destacar los buenos hábitos y no los negativos. Los medios de comunicación nos bombardean con jóvenes que practican "botellón", se drogan y maltratan a padres y profesores. Sin embargo, ¿cuándo se habla de los buenos adolescentes? ¿De aquellos de los que queremos que tomen ejemplo nuestros hijos? Sólamente cuando obtienen las calificaciones más altas en las pruebas de Selectividad o cuando terminan su carrera con matrícula de honor. Metas, quizá, demasiado lejanas para la población adolescente media.
Parece ser que lo que se retrata en los medios son los extremos, sin pensar que la mayoría se encuentra en el medio de éstos.

viernes, 16 de diciembre de 2011

¡Hazme reír!


Hay siempre otra forma de acercarse a las situaciones, a las personas, a los problemas... Permite entrar de lado en los conflictos, no de frente. Tener ese talento y cultivarlo puede llenar las relaciones de ingenio y sensaciones positivas.

En algunas culturas se considera que un sentido del humor positivo es tanto el resultado como la causa de un elevado grado de sabiduría o madurez emocional.                                      

El sentido del humor no ha sido muy estudiado hasta ahora. La cualidad "sentido del humor" ha vivido una recalificación en el ranking de las virtudes, tanto es así que se dice que en los anuncios personales en EE.UU, se utiliza un acrónimo: GSOH, cuyo equivalente en castellano sería GSDH (gran sentido del humor).
Contar chistes con gracia es sólo una parte de la cualidad llamada sentido del humor. El humor como atributo de la inteligencia o como percepción libre de condicionamientos previos ha sido tradicionalmente relegado en todos los estudios sociales "serios". Se le ha excluído del repertorio de los valores fundamentales de la sociedad. Se ha considerado sacrílego e inaceptable para las religiones dogmáticas basadas en la fe, como el cristianismo y el islam. Todas estas circunstancias lo han convertido en un objeto de estudio relativamente abandonado, nuevo en el ámbito de la psicología positiva. Esta se define como el estudio de las emociones, los estados y las instituciones positivas como indican los autores Begoña Carbelo y Eduardo Jáuregui en un trabajo publicado en "Papeles del Psicólogo". Estos autores afirman que, desde el punto de vista de la psicología positiva, el sentido del humor no es un mero remedio para prevenir o ayudar a superar una enfermedad, sino una virtud que fomenta un mayor bienestar y disfrute de la vida e incluso el crecimiento hacia una mayor humanidad y plenitud. En algunas culturas se considera que un sentido del humor positivo es tanto el resultado como la causa de un alto grado de sabiduría o madurez emocional.
Jáuregui apunta que en las disciplinas místicas de Oriente, una disposición risueña se juzga como atributo de una persona altamente desarrollada. Las paradojas zen fuerzan al practicante a confrontar el absurdo, para superar las limitaciones de lenguaje y el pensamiento para lograr un momento de iluminación mediante la risa.
Por otro lado, religiones como el budismo y el taoísmo animan a sus seguidores a pensar de formas distintas e inexploradas, lo cual las hace bastante compatibles con el humor.
El humor es la mejor protección contra la arrogancia , la rigidez y la desesperación.
El humor en su sentido más amplio sería el resultado feliz y exitoso de tres elementos: el ingenio, la alegría y la risa.

 El ingenio modifica el proceso cognitivo, es decir, lo que percibimos, apreciamos o pensamos sobre las situaciones que estamos viviendo. El chiste es un ejemplo de cómo el ingenio cambia inesperadamente una línea de pensamiento. En un chiste, la persona es dirigida hacia un sendero hasta que se la desvía por obra de la creatividad hacia otro sendero tangencial mediante un salto inesperado, el ingenio promueve la búsqueda de explicaciones alternativas, lo cual es un signo saludable en el proceso de pensar y potencia la creatividad en la solución de problemas. Obliga a contemplar otras perspectivas y salir de los patrones habituales y esperados.

La alegría es una emoción positiva a la que conduce el humor. Es una emoción poderosa para solapar emociones negativas, ya que es temporalmente incompatible con ellas. Es imposible estar contento al tiempo que irritado, resentido o enfadado.

La risa modifica la fisiología y afecta a la bioquímica. Se la ha descrito como el "fitness" de los órganos internos. Entre los beneficios de la risa, se ha demostrado que favorece el incremento de anticuerpos y reduce el nivel de las hormonas del estrés. La risa es el elemento fisiológico/bioquímico del humor.

ESTILOS DE HUMOR

Rod A. Martin, Psicólogo de la Universidad de Western Ontario, ha estudiado cómo se emplea el humor en las relaciones sociales. Para él, éste no siempre indica habilidad social y bienestar personal. A veces puede revelar problemas de personalidad. Es una espada de doble filo. Tanto puede facilitar las relaciones sociales como ser corrosivo, destructor de la autoestima, o agresivo con los demás. Cómo se emplea el humor habla mucho de una persona.
Humor despreciativo. Se emplea  para criticar y manipular a los demás mediante la burla, el sarcasmo o el ridículo. El chistoso suele defenderse diciendo que es sólo una broma, evitando así la responsabilidad. Este tipo de humor suele afectar negativamente a las relaciones personales.
Humor conciliador. Los que emplean este humor son gente con la que apetece estar; dicen cosas divertidas, son ingeniosos y aligeran el ambiente.  Son considerados buena gente. Saben reducir tensiones en situaciones incómodas y saben reírse de sus propios fallos.
Humor autodespreciativo. Son los graciosos que se colocan en la mira de la burla de los demás. Son personas que desean congraciarse con los demás a costa de sí  mismos, los payasos de la familia o el "gordito" divertido. Ponerse a disposición de los demás para ser humillado erosiona el autorrespeto y puede enmascar ansiedad y depresión.
Humor vital. Se les suele admirar porque no se toman demasiado en serio a sí mismos. Más que una manera de relacionarse con los demás, es una visión que colorea la percepción del mundo. Las personas con este tipo de humor lo despliegan para afrontar los desafíos, dando un paso atrás para reírse de lo absurdo de la vida cotidiana. Con una perspectiva de este tipo, es difícil estar ansioso o irritado por mucho tiempo.
Aquí os dejo un video sobre el humor como valor pedagógico para la enseñanza de la lengua española y que cuenta con el aval de la Universidad de Alcalá de Henares y la Fundación Comillas. 

http://videos.lainformacion.com/arte-cultura-y-espectaculos/lenguaje/el-humor-grafico-se-destapa-como-herramienta-para-aprender-espanol_W15KpqxhfknbjZME7SNZx/


Humor gráfico.Neologismo con que se designa a una gama diversa de obras gráficas realizadas para la prensa, desde chistes de una sola viñeta y caricaturas hasta verdaderas historietas, tiras cómicas e incluso planchas enteras.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Mamá, me aburro en clase

“Sólo se aburren los aburridos”
Según la Real Academia Española, aburrimiento (de aburrir) significa: "cansancio, fastidio, tedio originados previamente por disgustos o molestias o por no contar con algo que distraiga y divierta".
Aburrimiento…, tedio…, no contar con algo que distraiga…, divierta…
El tedio lo podemos solucionar los padres llevando al niño a actividades extraescolares.
Cuando el niño termina sus clases diarias, algún día a la semana  (dos días, por ejemplo, para no saturarlo mucho) llevarlo a que realice actividades. Pero a actividades donde el niño disfrute con ellas, que le hagan relajarse, que no lo estresen y que no supongan una carga para él.  Conocerá cosas nuevas: un sitio, unos compañeros y un profesor diferentes a la escuela. Enriquecerá su vocabulario, aprenderá a comportarse de otra manera, comenzará a organizarse en casa con sus deberes para poder asistir a ellas, y no caerá en la desidia por las tardes con horas interminables sin saber qué hacer. A los niños les sobra tiempo para todo: ir a clase, hacer los deberes, ir a las actividades, jugar con la consola, ver los dibujos en la tele, chatear, jugar con los amigos. Nosotros tenemos que ir encaminándolos poco a poco.
Pero cuando un hijo llega a casa diciendo que en el colegio se aburre, tanto si el niño es estudioso como si es un poco "vagoneta",  en nuestro cerebro tiene que saltar una luz roja: ¡atención! Algo no va bien.
En el niño estudioso se van a plantear los siguientes conflictos:
  • Al llegar a clase no tendrá motivación para atender  al profesor.
  • La clase será para él una repetición de lo mismo.
  • Se acomodará en las materias, sin encontrar ningún aliciente.
  • Preguntas que él  pueda hacer al profesor en su mayoría quedarán sin respuesta,  ya que el resto de sus compañeros no están a su nivel.
  • No va a clase a aprender a saber más, todo está escrito en el libro.
  • Surgirá la primera duda: ¿seré un poco raro? Y se planteará no destacar demasiado en las materias
En el niño "vagoneta" los conflictos serán los siguientes:
  • Lo que estudia en clase es un rollo, no entiende nada.
  • Los ejercicios son complicados.
  • El profesor no le presta atención.
  • Los compañeros se ríen de él cuando contesta alguna pregunta o no sabe hacer las preguntas correctamente.
  • Hacer los deberes y estudiar para él es un verdadero castigo.
  • Surgirá la pregunta: ¿por qué tengo que ir al colegio?
Aunque parezcan dos niños muy distintos, el fondo y la forma es la misma. Ninguno tiene aliciente para ir a clase. Para los dos, las clases son aburridas.
¿Podemos los padres ayudar en esto o este problema viene directamente de las escuelas formales?
Aunque nosotros les demos nuestro apoyo en casa, tengamos paciencia con ellos y demás, hay que tener en cuenta que si un niño vive con estímulos, aprende a confiar; si un niño vive con tolerancia, aprende a ser tolerante; si un niño vive con aprobación, aprende a quererse…
Al llegar a la escuela formal los niños no se pueden encontrar con este aburrimiento o fastidio. En estos momentos  las nuevas tecnologías ocupan la mayor parte de nuestra vida. En nuestro día a día, en el hogar, en la oficina, en nuestros momentos de ocio están presentes. Sin embargo en las escuelas no ocupan este lugar privilegiado. Los profesores se preguntan si serán buenas o no para sus alumnos; es más, se preguntan si ellos mismos estarán  a la altura de las nuevas tecnologías. No se dan cuenta de que una clase de matemáticas, de física o de química sería un verdadero “divertimento” para cualquiera de sus alumnos si pudieran contar con estas tecnologías (encerados digitales, presentaciones del tema mediante ordenador…). Asimismo, los trabajos presentados mediante Power Point para exponer en clase, con fotos, grabaciones y entrevistas, serían mucho más fáciles de asimilar por cualquiera de ellos. Serían divertidos  y didácticos, aprenderían sobre la marcha muchas cosas que están en formato folio, pero llevándolo a la práctica. Las instituciones gubernamentales deberían dar este paso para que nuestro país no tenga que estar siempre a la cola de los países con menor rendimiento académico.
Por ejemplo, en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, el catedrático Walter Lewin imparte sus clases de Física de la siguiente forma:



Como podéis observar, las clases son grabadas. Al término de las mismas, éstas grabaciones se suben a la red para que los alumnos que no hayan podido asistir a clase puedan tomar nota de las mismas, así como cualquier otro internauta que esté interesado en ellas. Conviven en el mismo espacio, la escuela tradicional y las nuevas tecnologías, sin anular una a la otra.
A las nuevas tecnologías no hay que tenerles miedo, sólo hay que conocerlas y saber hacer buen uso de ellas. La información que nos ofrecen tenemos que saberla contrastar y razonar para sacar nuestras propias conclusiones, para así formarnos en la vida.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Infancia, la primera educación

"Tomar la decisión de tener un hijo, es muy trascendental; se trata de tener a tu corazón vagando eternamente fuera de tu cuerpo"

El momento en que sabemos que vamos a ser padres es un acontecimiento feliz, lleno de emoción e incertidumbres. Cuando ese pequeño llega a nuestros brazos, lo primero que hacemos es protegerlo y darle todo lo que esté a nuestro alcance.
Nos alegramos de sus primeras risas y de sus primeras palabras. Le enseñamos a comer, a coger una cuchara, un trocito de manzana, a caminar, a pedir por favor, a dar las gracias... pero ¿cómo le enseñamos a alimentar su cerebro?
Habrá padres que alguna vez se hayan hecho esta pregunta.
En esta primera etapa, entre el año y medio y los dos años, el niño comienza a hacerse un hueco en la familia: ya es un ser con carácter definido. Por lo tanto, los padres, tenemos que comenzar un proceso de preparación que nos va a llevar algún tiempo, pero que se verá recompensado a lo largo de su evolución.
Sus primeros garabatos o dibujos nos sorprenden y alegran, para nosotros es un día feliz y así se lo demostramos. Es aquí, a partir de este momento, cuando tenemos que empezar a alimentar su cerebro:
  • Mostrándole libros con dibujos
  • Haciéndole partícipe con nosotros y el libro
  • Enseñándole a hacer preguntas a ese personaje tan particular
  • Con las piezas de los juegos de construcción le enseñaremos los números, a hacer grupos con colores y a distinguir la forma de las figuras
En todo momento mantendremos una postura de juego pero incentivado en preguntas y respuestas, y así iremos incluyendo en su temprana vida un juego lleno de emoción y participación que lo hará fuerte en su desarrollo y comenzará así a ver los libros como algo normal, instructivo y divertido.
Libros..., palabra temida por algunos estudiantes (y público en general), pero que nos llenan de emociones, de sentimientos, que nos abren un mundo de fantasía, que dan respuesta a muchas de nuestras preguntas... "Un libro abierto es un cerebro que habla".
Tenemos que animar a nuestros hijos a leer y a saber disfrutar de ello; cuanto más lean, más preparado tendrán a su cerebro para dar respuestas al mundo que les rodea. Últimamente, con la nuevas tecnologías parece que lo tengamos olvidado. Sin embargo, una cosa no está reñida con la otra, sino que se complementan.
Y, de este modo, conseguiremos conducir al niño desde la infancia con motivación, tolerancia, equidad, seguridad y aprobación para construir una persona competente para el futuro de nuestra sociedad. Seremos sus primeros pedagogos.

A los niños hay que ponerles limitaciones desde la misma infancia. Esto no les supondrá ningún tipo de trauma o frustación, sino que ayudará a afianzar su educación. Una rabieta no es la moneda de cambio que debemos aceptar para comprale el caramelo de turno. Tampoco debemos dejar que decidan por nosotros sobre a dónde debemos llevarles o a dónde no; deben comprender (tanto padres como hijos) que la decisión de algunas cosas no está en sus manos. Delegarla en ellos podría derivar en un típico caso de "niño emperador", es decir, un niño que gobierna sobre sus padres sin que éstos se puedan imponer a él.
Y, ¿cómo evitar esta situación? ¿Debo reprimirle constantemente? La respuesta es, claramente, no. Pero podemos llevar a cabo algunas acciones que ayudarían a encauzar a un niño desde pequeño:
  • Hacer que distinga el tono de voz de cuando estamos jugando o premiándolo de cuando, en cambio, le regañamos. Aunque suene raro, un niño de temprana edad es parecido a un cachorrillo. Cuando a nuestro perro le gritamos por desgarrar una  alfombra no usamos el mismo tono que cuando jugamos con él. Pues con un niño lo mismo; si no distingue los tonos de voz, nunca sabrá si su comportamiento es o no el correcto.
  • Premiarle cuando hace algo bien. Mostrar interés por sus avances hace que el niño tienda a repetirlos.
  • Ignorar su mal comportamiento o palabras obscenas que pueda decir. Esta actitud que adopta para llamar la atención no la repetirá al no obtener una respuesta por nuestra parte.
  • Mostrarnos cariñosos y tener una comunicación directa con ellos, que es la base principal de todo ser humano,  hará de él una persona tolerante y extrovertida.
  • Diferenciar los momentos de juego de otros que no lo son. El niño debe entender cuándo jugamos con él y puede tener una actitud más desenfadada o cuándo nos tiene que ver en el papel de "padres".
  • Comenzar a realizar tareas en casa acordes con su edad para sentirse realizado, cada vez menos dependiente de nosotros y útil.
Poco a poco, debemos implicarnos en su educación y abrirles así un camino de posibilidades, que puede estar a su alcance si los padres colaboramos en esta dura tarea que supone educar por primera (o no tan primera) vez a nuestro hijo. Además, nuestro trabajo servirá para facilitar la tarea del profesor en el momento en que nuestro pequeño forme parte de la Escuela Formal del Saber. Como ejemplo, el instituto de Antonio Navarro Santafé, en Villena (Alicante), propone a los padres que firmen un "contrato" en el que se comprometan a ayudar a sus hijos con los deberes y a estudiar.