“Sólo se aburren los aburridos”
Según la Real Academia Española, aburrimiento (de aburrir) significa: "cansancio, fastidio, tedio originados previamente por disgustos o molestias o por no contar con algo que distraiga y divierta".
Aburrimiento…, tedio…, no contar con algo que distraiga…, divierta…
El tedio lo podemos solucionar los padres llevando al niño a actividades extraescolares.
Cuando el niño termina sus clases diarias, algún día a la semana (dos días, por ejemplo, para no saturarlo mucho) llevarlo a que realice actividades. Pero a actividades donde el niño disfrute con ellas, que le hagan relajarse, que no lo estresen y que no supongan una carga para él. Conocerá cosas nuevas: un sitio, unos compañeros y un profesor diferentes a la escuela. Enriquecerá su vocabulario, aprenderá a comportarse de otra manera, comenzará a organizarse en casa con sus deberes para poder asistir a ellas, y no caerá en la desidia por las tardes con horas interminables sin saber qué hacer. A los niños les sobra tiempo para todo: ir a clase, hacer los deberes, ir a las actividades, jugar con la consola, ver los dibujos en la tele, chatear, jugar con los amigos. Nosotros tenemos que ir encaminándolos poco a poco.
Pero cuando un hijo llega a casa diciendo que en el colegio se aburre, tanto si el niño es estudioso como si es un poco "vagoneta", en nuestro cerebro tiene que saltar una luz roja: ¡atención! Algo no va bien.
En el niño estudioso se van a plantear los siguientes conflictos:
- Al llegar a clase no tendrá motivación para atender al profesor.
- La clase será para él una repetición de lo mismo.
- Se acomodará en las materias, sin encontrar ningún aliciente.
- Preguntas que él pueda hacer al profesor en su mayoría quedarán sin respuesta, ya que el resto de sus compañeros no están a su nivel.
- No va a clase a aprender a saber más, todo está escrito en el libro.
- Surgirá la primera duda: ¿seré un poco raro? Y se planteará no destacar demasiado en las materias
En el niño "vagoneta" los conflictos serán los siguientes:
- Lo que estudia en clase es un rollo, no entiende nada.
- Los ejercicios son complicados.
- El profesor no le presta atención.
- Los compañeros se ríen de él cuando contesta alguna pregunta o no sabe hacer las preguntas correctamente.
- Hacer los deberes y estudiar para él es un verdadero castigo.
- Surgirá la pregunta: ¿por qué tengo que ir al colegio?
Aunque parezcan dos niños muy distintos, el fondo y la forma es la misma. Ninguno tiene aliciente para ir a clase. Para los dos, las clases son aburridas.
¿Podemos los padres ayudar en esto o este problema viene directamente de las escuelas formales?
Aunque nosotros les demos nuestro apoyo en casa, tengamos paciencia con ellos y demás, hay que tener en cuenta que si un niño vive con estímulos, aprende a confiar; si un niño vive con tolerancia, aprende a ser tolerante; si un niño vive con aprobación, aprende a quererse…
Al llegar a la escuela formal los niños no se pueden encontrar con este aburrimiento o fastidio. En estos momentos las nuevas tecnologías ocupan la mayor parte de nuestra vida. En nuestro día a día, en el hogar, en la oficina, en nuestros momentos de ocio están presentes. Sin embargo en las escuelas no ocupan este lugar privilegiado. Los profesores se preguntan si serán buenas o no para sus alumnos; es más, se preguntan si ellos mismos estarán a la altura de las nuevas tecnologías. No se dan cuenta de que una clase de matemáticas, de física o de química sería un verdadero “divertimento” para cualquiera de sus alumnos si pudieran contar con estas tecnologías (encerados digitales, presentaciones del tema mediante ordenador…). Asimismo, los trabajos presentados mediante Power Point para exponer en clase, con fotos, grabaciones y entrevistas, serían mucho más fáciles de asimilar por cualquiera de ellos. Serían divertidos y didácticos, aprenderían sobre la marcha muchas cosas que están en formato folio, pero llevándolo a la práctica. Las instituciones gubernamentales deberían dar este paso para que nuestro país no tenga que estar siempre a la cola de los países con menor rendimiento académico.
Por ejemplo, en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, el catedrático Walter Lewin imparte sus clases de Física de la siguiente forma:
Como podéis observar, las clases son grabadas. Al término de las mismas, éstas grabaciones se suben a la red para que los alumnos que no hayan podido asistir a clase puedan tomar nota de las mismas, así como cualquier otro internauta que esté interesado en ellas. Conviven en el mismo espacio, la escuela tradicional y las nuevas tecnologías, sin anular una a la otra.
A las nuevas tecnologías no hay que tenerles miedo, sólo hay que conocerlas y saber hacer buen uso de ellas. La información que nos ofrecen tenemos que saberla contrastar y razonar para sacar nuestras propias conclusiones, para así formarnos en la vida.
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